Dtsch Med Wochenschr 1967; 92(45): 2061-2065
DOI: 10.1055/s-0028-1106090
© Georg Thieme Verlag, Stuttgart

Regionale Heparinisierung bei extrakorporalen Hämodialysen

Regional heparinization for extracorporeal hemodialysisK. W. Fritz, W. Messerschmidt
  • Medizinische Universitätsklinik Bonn (Direktor: Prof. Dr. A. Heymer)
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Publication Date:
16 April 2009 (online)

Zusammenfassung

Eine regionale Heparinisierung kann ohne die umständlichen und zeitraubenden Protamin-Titrations-tests zur Bestimmung des Heparin-Protamin-Neutra-lisationsverhältnisses durchgeführt werden. Es erwies sich als ausreichend, die Heparin- und Protamin-Infusion durch Änderung der Infusionsgeschwindigkeiten zweier Infusionspumpen erst zu Dialysebeginn den Gegebenheiten anzupassen. In 25 von 32 Dialysen ließ sich mit durchschnittlich 20 mg/h Heparin und 14 mg/h Protaminsulfat praktisch eine Normalisierung der Gerinnungszeit im Patientenkreislauf erzielen. Die Gerinnungszeiten im Dialysatorblut waren dabei meist ausreichend verzögert. In sieben von 32 Dialysen mußte der Gerinnselfänger wegen Fibrinniederschlags am Siebeinsatz gegen eine silikonisierte Glasglocke ausgewechselt werden. Einmal setzte sich ein Gang der Travenolspule zu. Das Heparin-Protamin-Verhältnis ist individuell verschieden und zeigt eine Abhängigkeit von der Höhe der Heparindosis. Bei der verwandten niedrigen Dosierung erreichte die erforderliche Protaminmenge nur 70% der Heparindosis. Bei drei von elf Patienten mit vier von 32 Dialysen kam es nach deren Beendigung trotz regionaler Heparinisierung zu bedrohlichen Blutungen, die offenbar aber in engem Zusammenhang mit der Grundkrankheit standen. Insgesamt ließ sich seit Einführung der regionalen Heparinisierung im eigenen Krankengut die Anzahl der schweren Blutungskomplikationen von 9,4% auf 1,6% senken. Das Blutungsrisiko scheint damit durch Anwendung der regionalen Heparinisierung während extrakorporaler Hämodialyse vermindert zu sein.

Resumen

Heparinización regional en las hemodiálisis extracorporales

Una heparinización regional no puede llevarse a cabo sin los tests precisos y minuciosos de titulación de protamina para determinar las relaciones de neutralización protamina-heparina. Se mostró como suficiente adaptar a las circunstancias la infusión de protamina y heparina, alterando las velocidades de la infusión de dos bombas de infusión sólo al comenzar la diálisis. Es 25 de 32 diálisis se pudo lograr, prácticamente, una normalización del tiempo de coagulación en la circulación de los pacientes con 20 mgr/h de heparina y 14 mgr/h de sulfato de protamina, por término medio. Los tiempos de coagulación en la sangre del dializador estaban aquí, en la mayoría de los casos, retardados suficientemente. En 7 de 32 diálisis tuvo que cambiarse el cogedor del coágulo, debido a un precipitado de fibrina en el colador, por una campana siliconada de vidrio. Una vez se añadió un conducto de la bobina de travenol. La relación heparina-protamina es diferente en cada caso y muestra una dependencia de la cuantía de la dosis de heparina. En la dosificación baja empleada alcanzó la cantidad de protamina necesaria sólo el 70% de la de heparina. En 3 de 11 pacientes con 4 de 32 diálisis se presentaron hemorragias amenazadoras a pesar de la heparinización regional tras la terminación de las mismas, pero que están evidentemente en estrecha relación con la enfermedad principal. En total se pudo hacer descender el número de complicaciones hemorrágicas graves de 9,4% a 1,6% desde la introducción de la heparinización regional en la casuística propia. El riesgo de hemorragia parece estar disminuido por el empleo de la heparinización regional durante la hemodiálisis extracorporal.