Palabras clave
ligamento cruzado posterior - fracturas avulsivas tibiales - tornillos canulados
Introducción
El ligamento cruzado posterior (LCP) es dos veces más fuerte que el ligamento cruzado
anterior y es el principal restrictor a la traslación posterior de rodilla en flexión.[1]
[2] Las fracturas tibiales avulsivas del LCP (FTALCP) son lesiones poco frecuentes,
habitualmente provocadas por mecanismos de alta energía y asociadas a otras lesiones
concomitantes.[3] El tratamiento conservador de las FTALCP desplazadas no logra la consolidación en
posición anatómica. La consecuente inestabilidad crónica de la rodilla puede llevar
a dolor crónico, rigidez de rodilla y daño condral patelofemoral progresivo.[4]
[5]
[6]
[7] Por eso existe un consenso en la literatura en el sentido de que el tratamiento
de elección para las FTALCP desplazadas es el tratamiento quirúrgico.[8]
[9] La reducción abierta y fijación interna es el tratamiento más frecuentemente utilizado
y reportado. Sin embargo, también se han descrito series con técnica artroscópica,
mostrando resultados comparables.[8]
[10]
[11]
La prueba de cajón posterior permite una valoración subjetiva del grado de inestabilidad
posterior de la rodilla al examen físico. El rendimiento reportado evidencia una sensibilidad
entre un 22-98% y una especificidad del 98%, con una elevada variabilidad interoperador.[12]
[13] Diversas técnicas radiológicas se han descrito para intentar objetivar la estabilidad
posterior, cuantificando la traslación posterior de la tibia en relación al fémur.
Entre éstas, la radiografía (Rx) tipo Telos (Telos Medical, Millersville, MD, EEUU)
y la Rx de stress arrodillada comparativa serían las más confiables,[14]
[15]
[16] siendo esa última la más accesible y costo-efectiva[14] ([Figura 1]).
Fig. 1 (A y B): Medición de traslación posterior de la tibia. Se marca el punto más posterior de
la línea de Blumensaat. Luego se traza una línea tangente a la cortical posterior
de la tibia. Una línea perpendicular a esa que conecta esas dos referencias es la
distancia. Se comparan posteriormente con el lado contralateral sano.[8]
C: Posición de la rodilla para toma de Rx arrodillada comparativa.
El propósito de este trabajo es realizar una evaluación clínica, imagenológica y funcional
de pacientes con FTALCP estabilizadas con reducción abierta y fijación con tornillos
canulados. El objetivo primario es objetivar la estabilidad anteroposterior mediante
la medición de traslación posterior de la tibia utilizando Rx de stress arrodillada
de rodilla operada, comparada con la rodilla contralateral sana, además de una medición
subjetiva con la prueba de cajón posterior. Los objetivos secundarios son registrar
el porcentaje de consolidación radiográfica, medición de funcionalidad a través de
Lysholm y Tegner y las complicaciones postoperatorias.
Materiales y métodos
Estudio descriptivo, retrospectivo de 26 pacientes con diagnóstico de FTALCP operados
entre agosto de 2010 y septiembre de 2017 por un mismo cirujano (G.E) y equipo quirúrgico,
en un centro de trauma nivel 1. Se aplicaron los siguientes criterios de inclusión:
Desplazamiento > 2mm del fragmento avulsionado en Rx y tomografía computada (TC),
Resonancia magnética (RM) sin lesión intrasustancia, cirugía dentro de 4 semanas desde
el accidente, inestabilidad clínica con cajón posterior grado III (>10mm de traslación
posterior), lesiones combinadas de rodilla (lesiones meniscales, ligamentarias, fracturas
periarticulares) y pacientes con seguimiento de al menos 12 meses. Se excluyeron del
estudio a pacientes con lesiones bilaterales, fracturas avulsivas no desplazadas,
más de 4 semanas de evolución, estabilidad clínica con cajón posterior grado I (<5mm)
y grado II (5-10mm), fracturas expuestas, lesiones vasculares, pacientes mayores de
65 años, seguimiento menor a 12 meses y pérdidas de seguimiento.
Todos los pacientes fueron operados en decúbito prono y se utilizaron tres tipos distintos
de abordajes en el estudio; el abordaje posterior tradicional descrito por Trickey,[17] fue utilizado en los primeros 6 pacientes de la serie, en él, la incisión se realiza
en forma sinusoidal (en “S”) en línea con el pliegue del hueco poplíteo. Por evolución
de la técnica y preferencia del cirujano, 2 pacientes fueron operados con un abordaje
en “L” posterior modificado por Burks y Schaffer,[18] en el cual se aborda la cápsula articular posterior en un plano intermuscular entre
el músculo semimembranoso y el músculo gastrocnemio medial, y éste refleja las estructuras
neurovasculares hacia lateral. En los 12 últimos pacientes se utilizó el abordaje
mínimamente invasivo descrito por Frosch y col.,[19] A diferencia del abordaje de Burks, en él la piel incide sólo longitudinalmente
3-4cm sobre el vientre muscular del gastrocnemio medial a la altura de la línea articular
en el sentido vertical ([Figura 2]). La isquemia intraoperatoria fue usada en 11 de 20 pacientes, lo cual varió según
preferencia del cirujano ([Tabla 1]). Todas las FTALCP fueron fijadas con 1 tornillo canulado 4,5 mm con arandela. En
el postoperatorio, todos los pacientes recibieron heparina de bajo peso molecular
y medias antiembólicas por 14 días. El protocolo de rehabilitación consistió en inmovilización
en extensión por 3 semanas, luego incrementos de flexión de forma progresiva en 30°
por semana hasta las 6 semanas. Desde la 6ª semana en adelante se les permitieron
rangos completos y carga a tolerancia. En la evaluación más reciente se registró la
estabilidad clínica mediante test de cajón posterior, realizada por un traumatólogo
del equipo de rodilla de nuestro centro, con 5 años de experiencia en la subespecialidad
(AS-H) y una evaluación más objetiva de la estabilidad mediante la Rx de stress arrodillada
comparativa. Como objetivos secundarios, se evaluaron la consolidación radiográfica
del fragmento avulsionado (evaluada mediante Rx de rodilla anteroposterior y lateral
e informada por un radiólogo musculoesquelético de nuestro hospital), rango de movilidad
de rodilla, complicaciones y funcionalidad a través de escalas de Lysholm y Tegner.
Mediante la prueba de Shapiro-Wilk se evaluó la normalidad de la distribución de las
variables estudiadas. De acuerdo con ello, se realizó una prueba de dócima de hipótesis
(Prueba T de Student para variables paramétricas y Wilcoxon-Mann-Whitney para variables
no paramétricas). Para el análisis estadístico descriptivo se utilizó el programa
Stata (StataCorp, LLC, College Station, TX, EEUU), versión 12.0, y los Test de Wilcoxon
Mann-Whitney y Test de T de Student. El trabajo de investigación fue aprobado por
el comité de ética institucional.
Fig. 2 Abordaje mínimamente invasivo descrito por Frosch y col.,[8] A: reducción de FTALCP. B: Fijación con tornillo canulado. C: Herida postoperatoria.
Tabla 1
N
|
Sexo
|
Edad
|
Lesiones asociadas a la rodilla
|
Lado
|
Mecanismo de lesión
|
Tiempo lesión-cirugía (días)
|
Incisión
|
Isquemia
|
1
|
M
|
43
|
LCA, LCM, EPL
|
Izquierda
|
Aplastamiento
|
13
|
Posterior tradicional
|
sí
|
2
|
M
|
51
|
LCM
|
Izquierda
|
CB
|
7
|
Posterior tradicional
|
sí
|
3
|
M
|
58
|
Fx platillos tibiales, MI
|
Izquierda
|
CM
|
17
|
Posterior tradicional
|
sí
|
4
|
M
|
45
|
raíz ME
|
Derecha
|
CM
|
3
|
Posterior tradicional
|
no
|
5
|
M
|
37
|
Fx Hoffa, patela, PT
|
Izquierda
|
CM
|
11
|
Posterior tradicional
|
no
|
6
|
M
|
32
|
EPM
|
Izquierda
|
CB
|
9
|
Posterior tradicional
|
no
|
7
|
M
|
58
|
LCM, ME
|
Derecha
|
Caída de altura
|
9
|
Posterior en "L"
|
no
|
8
|
M
|
37
|
no
|
Derecha
|
CM
|
18
|
Posterior en "L"
|
no
|
9
|
M
|
34
|
no
|
Izquierda
|
CM
|
8
|
MIS
|
no
|
10
|
M
|
35
|
no
|
Izquierda
|
CM
|
5
|
MIS
|
sí
|
11
|
M
|
33
|
no
|
Derecha
|
Caída de altura
|
18
|
MIS
|
no
|
12
|
M
|
42
|
no
|
Izquierda
|
CM
|
1
|
MIS
|
no
|
13
|
F
|
32
|
Fx patela, PT, fémur distal
|
Derecha
|
Accidente de tránsito
|
11
|
MIS
|
no
|
14
|
M
|
34
|
no
|
Derecha
|
CM
|
5
|
MIS
|
sí
|
15
|
M
|
44
|
no
|
Derecha
|
Accidente de tránsito
|
21
|
MIS
|
sí
|
16
|
M
|
52
|
no
|
Izquierda
|
CM
|
12
|
MIS
|
sí
|
17
|
M
|
61
|
no
|
Izquierda
|
CM
|
5
|
MIS
|
sí
|
18
|
M
|
46
|
no
|
Derecha
|
CM
|
20
|
MIS
|
sí
|
19
|
M
|
32
|
no
|
Derecha
|
CM
|
7
|
MIS
|
sí
|
20
|
M
|
55
|
no
|
Izquierda
|
CB
|
13
|
MIS
|
sí
|
Resultados
Veintiséis pacientes fueron operados, de los cuales 20 (19 hombres y 1 mujer) fueron
incluidos en la muestra final ([Figura 3]). La edad media de los pacientes estudiados fue de 41 años (32 - 61) El mecanismo
de accidente fue de alta energía en el 94% de los casos y el 53% de los pacientes
presentaban al menos una lesión asociada en la misma rodilla ([Tabla 1]). El tiempo de seguimiento en promedio fue de 33,6 meses (12 - 82). La evaluación
subjetiva medida mediante test de cajón posterior al examen físico fue de una mayor
estabilidad clínica en 93% de los pacientes (cajón posterior Grado 0 y I). La Rx de
stress arrodillada comparativa mostró una diferencia promedio de 2,6mm (0,1–6,8).
Todas las fracturas mostraron consolidación radiográfica. El rango medio de movilidad
de rodilla al final del seguimiento fue de 1-118°. De los 20 pacientes, 7 presentaron
complicaciones: 4 pacientes sufrieron trombosis venosa profunda (TVP) y 3 evolucionaron
con rigidez de rodilla, que requirieron ser movilizadas bajo anestesia ([Tabla 2]). El score de Lysholm preoperatorio (posterior a la lesión) promedio fue de 29,06
(DE 11,4) y al final del seguimiento fue de 85,17 (DE 7,6), diferencia que es estadísticamente
significativa (p < 0,0001) en la prueba de Wilcoxon-Mann-Withney. El score de Tegner
pre lesión promedio fue de 4,2 (DE 1) y al final del seguimiento fue de 4 (DE 0,7)
sin diferencia estadísticamente significativa en la prueba de T de Student ([Tabla 3]).
Fig. 3 Flujograma selección de pacientes incluidos en el estudio.
Tabla 2
N
|
Seguimiento (meses)
|
Rango de movilidad
|
Consolidación
|
Test de cajón posterior (0, +1, +2. +3)
|
Rx stress arrodillada (comparativa (diferencia en mm)
|
Lysholm preop
|
Lysholm post
|
Tegner preop
|
Tegner postop
|
Complicación
|
1
|
82
|
0-120°
|
sí
|
1
|
2,5
|
27
|
94
|
6
|
5
|
no
|
2
|
70
|
0-115°
|
sí
|
0
|
6,8
|
14
|
73
|
5
|
4
|
TVP
|
3
|
58
|
0–130
|
sí
|
0
|
5
|
21
|
93
|
4
|
4
|
no
|
4
|
55
|
0–130°
|
sí
|
1
|
1,2
|
37
|
90
|
5
|
5
|
no
|
5
|
79
|
15-90°
|
sí
|
0
|
6,4
|
17
|
79
|
3
|
3
|
artrofibrosis
|
6
|
50
|
0-130°
|
sí
|
1
|
5,7
|
26
|
94
|
5
|
5
|
no
|
7
|
45
|
0-115°
|
sí
|
1
|
0,1
|
22
|
83
|
5
|
4
|
TVP
|
8
|
30
|
0-110°
|
sí
|
0
|
1
|
32
|
84
|
5
|
5
|
artrofibrosis
|
9
|
14
|
0-115°
|
sí
|
2
|
1
|
39
|
69
|
5
|
4
|
TVP
|
10
|
12
|
0-130°
|
sí
|
0
|
1,5
|
29
|
90
|
4
|
4
|
no
|
11
|
18
|
0-130°
|
sí
|
0
|
0,2
|
24
|
78
|
4
|
3
|
no
|
12
|
13
|
0-130°
|
sí
|
1
|
3
|
64
|
87
|
5
|
4
|
no
|
13
|
15
|
0-90°
|
sí
|
0
|
1,7
|
31
|
79
|
3
|
3
|
artrofibrosis
|
14
|
17
|
0-120°
|
sí
|
0
|
2
|
31
|
84
|
4
|
4
|
no
|
15
|
12
|
0-130°
|
sí
|
0
|
5,1
|
27
|
89
|
2
|
2
|
TVP
|
16
|
34
|
0-130°
|
sí
|
1
|
0,7
|
27
|
95
|
5
|
5
|
no
|
17
|
22
|
0-115°
|
sí
|
0
|
0,8
|
24
|
87
|
3
|
3
|
no
|
18
|
13
|
0-115°
|
sí
|
0
|
1,0
|
40
|
87
|
5
|
4
|
no
|
19
|
17
|
0-110°
|
sí
|
1
|
5,2
|
32
|
90
|
5
|
5
|
no
|
20
|
23
|
0-110°
|
sí
|
0
|
4
|
26
|
94
|
3
|
3
|
no
|
Tabla 3
|
Pacientes (n= 20)
|
Escala de Lysholm, promedio +/- DE
|
|
Preoperatorio
|
29,20 +- 11,8
|
Postoperatorio
|
84,27 +- 7,57 (95% CI -62,48 to -47,65)
|
Valor P
|
P < ,0001
|
Escala de actividad de Tegner
|
|
Preoperatorio
|
4,25 +-1,06
|
Postoperatorio
|
3,94 +- 0,77 (95% CI -0,36 to 0,98)
|
Valor P
|
P = ,3494
|
Traslación tibial posterior en Rx stress arrodillada, comparativa (en mm)
|
|
< 2mm
|
11
|
2-5mm
|
4
|
5-10mm
|
5
|
Discusión
En pacientes con FTALCP desplazadas, la reducción abierta y fijación interna mediante
el uso de tornillos canulados logra restaurar la estabilidad clínica y radiológica
a mediano plazo. En esta serie clínica se utilizaron tres tipos de abordajes; en los
primeros 6 pacientes se realizó el abordaje posterior amplio descrito por Trickey.[17] Ese abordaje, requiere una disección extensa, en el cual es liberado completamente
el vientre proximal del músculo gastrocnemio medial, permitiendo una excelente exposición
y visualización directa de las estructuras neurovasculares, siendo aún utilizado por
algunos autores.[20] Sin embargo, el mayor tiempo quirúrgico, debilidad muscular y contracturas en flexión
por exceso de cicatrización son algunas desventajas importantes, y es por eso que
decidimos cambiar a los abordajes menos extensos. Burks y Schaffer[18] describieron un abordaje medial en “L”. Ese abordaje fue utilizado en 2 pacientes
de nuestra serie, es difícil en pacientes obesos y musculosos, y dado que la exposición
de la base lateral del LCP es limitada no siempre se logra la inserción perpendicular
del tornillo al trazo de fractura, pudiendo comprometer la estabilidad de la fijación.
La mayoría de los autores prefiere esa incisión a la primera, por ser menos invasiva
y no exponer las estructuras neurovasculares.[10]
[21]
[22]
[23] Para los últimos 12 pacientes de esa serie, utilizamos el abordaje mínimamente invasivo
descrito por Frosch y col.,[19] Los autores describen ese abordaje como más simple, con menor tiempo operatorio,
cosmético y con menos complicaciones de partes blandas. Al evaluar los resultados
funcionales y complicaciones en nuestra serie y compararlas según el tipo de abordaje
realizado, existe una leve tendencia a mejores resultados en el grupo de pacientes
operados mediante abordaje posterior tradicional, la cual no fue estadísticamente
significativa ([Tabla 2]). En un futuro son necesarios estudios de mayor casuística para determinar el abordaje
más seguro y con menos porcentaje de complicaciones. La conducta actual de nuestro
equipo, en un intento de agrupar un mayor volumen de pacientes, es el abordaje mínimamente
invasivo descrito por Frosch.[19] Sin embargo, se debiera considerar el abordaje posterior tradicional en pacientes
obesos y musculosos así como en pacientes intervenidos previamente, debido a que los
abordajes menos invasivos resultan ser técnicamente más dificultosos en esos casos.
El método de fijación en FTALCP varía ampliamente desde suturas y botones en técnicas
artroscópicas, hasta otras como tornillos anterógrados y retrógrados en técnicas abiertas.
Actualmente no existe consenso en la literatura que demuestre una superioridad clara
de un método de osteosíntesis sobre el otro.[8]
[24] En un trabajo biomecánico se evaluó la rigidez, elongación y resistencia a la carga
máxima de distintos métodos de fijación, evidenciando la superioridad biomecánica
de los tornillos anterógrados con arandela por sobre las suturas, y equivalentes a
tornillos retrógrados y suturas de alta resistencia con botones de fijación cortical.[25] Todas las fracturas de nuestra serie fueron sintetizadas con tornillos canulados
de rosca completa con arandela, logrando una excelente presa en el hueso metafisiario
proximal de la tibia. Consideramos que ese método de osteosíntesis es suficiente,
ya que todos los pacientes mostraron consolidación radiográfica dentro de los primeros
6 meses del seguimiento, y no hubo necesidad de revisión por no unión. ([Tabla 2]).
Al evaluar la estabilidad subjetiva mediante la prueba de cajón posterior, nuestro
estudio presentó similares resultados a los descritos en la literatura, y con mayor
tiempo de seguimiento. Doce de nuestros pacientes tuvieron un test de cajón grado
0, 7 pacientes un grado I y 1 paciente grado II ([Tabla 2]). Sabat y col.,[10] reportaron 20 pacientes con cajón posterior grado I y 7 pacientes con grado II tras
un año de seguimiento. En la serie de Lamichhane y Mahara,[23] se describen 10 casos con cajón posterior negativo, un caso con inestabilidad grado
I y 1 caso con grado II. En la serie de Abdallah y Arafa,[22] describen que, a 1 año de seguimiento, 81,5% de los pacientes tuvieron un test de
cajón posterior negativo, 14,8% grado I y 3,7% grado II.
La principal fortaleza de este trabajo es la evaluación objetiva de la estabilidad
postoperatoria de los pacientes mediante Rx de stress arrodillada comparativa, técnica
fácilmente reproducible y accesible, siendo más costo-efectiva que la Rx de Telos.[14]
[15] Schulz y col.,[26] evaluaron la estabilidad en más de 1000 pacientes con lesiones del LCP con Rx stress
tipo Telos. Una traslación posterior absoluta >8mm indica una rotura completa del
LCP, y cuando ésta excede los 12mm sugiere una lesión adicional de la esquina posteromedial
o posterolateral de rodilla. En nuestro estudio, la diferencia promedio de traslación
posterior en comparación con el lado sano fue de 2,6mm (0,1-6,8). Once pacientes tuvieron
estabilidad normal (<2mm de traslación posterior comparativa), 4 con inestabilidad
grado I (2-5mm) y 5 con inestabilidad grado II (5-10mm), de los cuáles ninguno tuvo
una traslación posterior comparativa >6,8mm ([Tabla 2] y [3]). Existen dos estudios, a nuestro conocimiento, que miden objetivamente la traslación
posterior de la tibia en el postoperatorio de FTALCP y ninguno de ellos utiliza la
Rx de stress arrodillada. Khatri y col.,[27] reportaron 20 pacientes con inestabilidad grado I y 7 con grado II, utilizando la
Rx lateral con stress posterior mediante test de flexión activa de isquiotibiales.
Pardiwala y col.,[28] realizó un estudio clínico randomizado comparando la técnica artroscópica y la técnica
abierta para FATLCP con un mínimo de seguimiento de 2 años. Los autores no describen
el método de Rx de stress empleado y del total de la muestra encontraron 18 pacientes
con estabilidad normal, 5 con inestabilidad posterior grado I y dos con grado II.
Tres de 20 pacientes (15%) presentaron artrofibrosis, de los cuales 2 pacientes fueron
lesiones aisladas y 1 paciente con lesiones combinadas de rodilla. Ese porcentaje
es similar a los descritos en otras series, donde llegan hasta el 25% con técnica
abierta.[20]
[21]
[28]
[29] Esa cifra aumenta hasta un 36% en las series publicadas con técnica artroscópica.[8] El diagnóstico de artrofibrosis se realiza en nuestra institución cuando después
de 6 semanas los pacientes no logran una extensión de 0° y/o >90° de flexión y son
sometidos a movilización bajo anestesia. Si bien el promedio de rango de movilidad
fue bueno en esa serie (1-118°), 2 de los 3 pacientes que requirieron movilización
bajo anestesia no lograron una flexión mayor a 90° al término del seguimiento ([Tabla 2]). Cuatro de 20 pacientes (20%) en nuestra serie presentaron trombosis venosa profunda
(TVP), una cifra elevada en comparación a otros estudios. Todos los pacientes recibieron
profilaxis de enfermedad tromboembólica durante el postoperatorio con heparina de
bajo peso molecular y medias antiembólicas hasta los 14 días. No se encontró asociación
entre los casos de TVP con el tiempo entre lesión y cirugía, número de lesiones asociadas,
tipo de abordaje, tiempo quirúrgico, tiempo de isquemia ni consumo de tabaco. Al tratarse
de una serie pequeña, creemos que el alto porcentaje de complicaciones puede deberse
al azar y al aumentar el tamaño muestral, ésta podría balancear ese sesgo.
La evaluación funcional de los pacientes, realizada en promedio a casi 3 años de seguimiento,
demostró resultados satisfactorios en la mayoría de los pacientes. La mejora en la
escala de Lysholm luego de la cirugía fue estadísticamente significativa. Si bien
es cierto, esa mejora tiene la limitación de considerar a pacientes con múltiples
lesiones asociadas, en los que se espera un Lysholm muy bajo en el contexto agudo,
no necesariamente explicado por la FTALCP. Aun así el promedio de 85 al final del
seguimiento es comparable con lo reportado en otros estudios.[22]
[27] De manera similar a lo descrito en la literatura, la mayoría de las lesiones se
produjeron en accidentes de alta energía. Ocho de los 20 pacientes tuvieron lesiones
combinadas en la misma rodilla ([Tabla1]). Esos 8 pacientes requirieron cirugías adicionales a la fijación del FTALCP, sin
embargo, los resultados funcionales en esos 8 pacientes no fueron inferiores a los
14 pacientes con lesiones aisladas (Lysholm 85,4 y 86,1, respectivamente). Otro aspecto
importante a considerar, es que todos los pacientes evaluados en este estudio están
sometidos a compensación laboral, en consecuencia, sus resultados y tiempos de recuperación
pueden verse afectados.[30] No encontramos diferencias estadísticamente significativas entre el score de Tegner previo a la lesión y el posterior al seguimiento, lo que refleja que en
general los pacientes volvieron a su estado basal y pudieron retornar a sus actividades
habituales ([Tabla 3]). Dicho hallazgo cobra particular relevancia al considerar que se trata de una población
joven y activa, en que todos los pacientes realizaban labores de trabajo en construcción
y estaban sometidos a una compensación laboral. El retorno laboral observado en esta
muestra sustenta la indicación de fijación en esa población.
Al igual que la mayoría de los artículos publicados de FTALCP,[8] las principales limitaciones de este trabajo están en su diseño retrospectivo y
no comparativo, con pequeño tamaño muestral. Además, al ser un diagnóstico poco frecuente
y habitualmente asociado a lesiones concomitantes, se hace muy difícil analizar a
las FTACLP como lesiones aisladas. Al evaluar los resultados funcionales y las complicaciones,
se deben tener en consideración múltiples variables involucradas que no son posibles
de aislar en una serie clínica como la presentada. Aún así, en los pacientes con lesiones
asociadas graves, los resultados funcionales al final del seguimiento no fueron inferiores
a los pacientes con lesiones aisladas en este estudio ([Tablas 1] y [2]). Son necesarios estudios prospectivos de mayor casuística, que comparen la técnica
abierta con la artroscópica, con seguimientos a largo plazo para evaluar los resultados
funcionales, estabilidad radiográfica y complicaciones para determinar el tratamiento
ideal de estas lesiones.
Conclusiones
La fijación de fracturas avulsivas tibiales del LCP con tornillos de rosca completa
con arandela es efectiva en restaurar la estabilidad posterior de la rodilla, objetivado
mediante Rx de stress arrodillada comparativa y clínicamente con la prueba de cajón
posterior. La funcionalidad clínica es buena a pesar del alto número de complicaciones
y lesiones concomitantes.