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DOI: 10.1055/s-0040-1701274
Mediciones frecuentes en el sistema nervioso central mediante tomografía computada e imágenes de resonancia magnética
Frequent Measurements in the Central Nervous System by Computed Tomography and Magnetic Resonance ImagingAddress for correspondence
Publikationsverlauf
24. Februar 2019
18. November 2019
Publikationsdatum:
11. März 2020 (online)
- Resumen
- Abstract
- Introducción
- Cuantificación del volumen hemático
- Medición de la línea media
- Valoración de la herniación o descenso de las amígdalas cerebelosas
- Valoración de la atrofia encefálica
- Medición del ángulo del pedúnculo cerebral
- Medición del diámetro antero-posterior del mesencéfalo
- Valoración del ancho del asta temporal en la enfermedad de Alzheimer
- Proptosis
- Bilbiografía
Resumen
En la práctica diaria, durante la realización de informes, suelen presentarse variantes anatómicas, lesiones y diversas patologías del sistema nervioso central (SNC) en las que es necesario realizar algún tipo de mediciones con la finalidad de formular un diagnóstico preciso.
Esas mediciones permiten al médico derivante o tratante programar y realizar procedimientos terapéuticos mínimamente invasivos o que requieran una intervención quirúrgica de mayor relevancia.
Realizamos una descripción de las mediciones más frecuentes en el SNC empleando tomografía computada (TC) e imágenes de resonancia magnética (RM).
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Abstract
On daily practice, during the making of reports, anatomical variants often appear, as well as injuries and different pathologies of the central nervous system (CNS) in which it is necessary to take some kind of measurements, to make an accurate diagnosis.
These measurements allow the practicing physician to program and perform minimally invasive therapeutic methods or others that request a surgery of greater relevance.
We describe the most frequent measurements in the NCS using Computed Tomography (CT) or Magnetic Resonance Imaging (MRI).
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Introducción
El preciso conocimiento de la anatomía y morfología de las estructuras que conforman el sistema nervioso central (SNC) permite, en la práctica diaria, la realización de informes con una descripción detallada, así como el reconocimiento de variantes anatómicas y diferentes patologías que se presenten.
La medición de dichas estructuras en condiciones normales permite categorizar y reconocer medidas anormales cuando se presenten.
El objetivo del presente trabajo es describir e ilustrar las mediciones más frecuentes, aportando información detallada a los colegas derivantes, colaborando con un diagnóstico certero y aportando datos que permitan elegir la terapéutica adecuada.
Las mediciones más utilizadas en los estudios de neuroimágenes son:
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Cuantificación del volumen hemático
Los accidentes cerebrovasculares (ACV) de tipo hemorrágico constituyen una causa frecuente de consultas en urgencias, representando el 10% de los ACV totales, afectando a 37.000 pacientes al año en los Estados Unidos.[1] [2]
La causa principal de los ACV hemorrágicos es la hipertensión arterial.[1]
La presencia de sangrado intracerebral está asociado con un 40% de mortalidad al mes de producido y un 60% deriva en discapacidad con necesidad de cuidados permanentes posteriores.[1] [2] [3]
Conocer el volumen de sangrado es un factor pronóstico fundamental y determinante en el tratamiento y evolución del mismo. Permite además predecir la morbi-mortalidad del paciente.[1]
Mientras mayor sea el volumen de sangrado, peor será el pronóstico del paciente, especialmente cuando se asocia a deterioro neurológico.[1]
Generalmente, en los informes de neuroradiología suele remarcarse la existencia de sangrado, localización y lateralidad, pudiendo extenderse en la presencia de efecto de masa y edema asociado, pero no suelen especificarse las medidas o el volumen del mismo. La fórmula ABC/2 constituye un valor fiable y certero de cuantificación de volumen de sangrado para realizar en un escaneo de tomografía computada (TC) multiplanar en una emergencia.[1] [2]
Método ABC/2
La medición del volumen de un hematoma intraparenquimatoso se realiza mediante un método denominado ABC/2 que está basado en el cálculo de volumen de un elipsoide o esfera.[2] [4] [5] [6] [7]
Fue reportado por primera vez por Kwak.[8]
Para llevar a la práctica este método de medición del volumen de los hematomas intraparenquimatosos mediante una TC de cerebro, se elige el corte con el área de mayor sangrado, midiéndose el máximo diámetro anteroposterior del mismo (parámetro A). El parámetro B corresponde al diámetro transversal de la lesión en ese mismo corte[3] [4] [7] El parámetro C es el número de cortes en los que se aprecia sangrado multiplicado por el espesor de corte ([Fig. 1]).[1] [3] [4] [7]
La fórmula es: A x B x C /2 y el resultado final se expresa en centímetros cúbicos.[1]
Estudios de cohorte recomiendan el tratamiento quirúrgico en los pacientes con un volumen de sangrado mayor a 25 cm3; en los casos de lesiones de menor volumen la indicación es variable, dependiendo del estado clínico del paciente.[4]
El método ABC/2 puede ser empleado también para los hematomas extra o subdurales.[4]
Se consideran signos de riesgo de deterioro neurológico a las colecciones intraparenquimatosas superiores a 25 cm3, colecciones subdurales mayores de 1 cm3, aumento de la presión intracraneal, desplazamiento de la línea media superior a 5 mm, dilatación del ventrículo contralateral al hemisferio de la lesión hemorrágica, obliteración de las cisternas media y perimesencefálicas o del III ventrículo.[4]
El método ABC/2 permite cuantificar rápidamente el volumen de un hematoma sin necesidad de software especializado, pudiendo ser realizado con el paciente en la sala de urgencias. Sin embargo, algunos autores consideran el método poco específico, ya que puede subvalorar el volumen del hematoma, especialmente en aquellos sangrados de bordes irregulares, con contornos polilobulados o que no tienen forma elíptica, pudiendo considerarse otras técnicas de volumetría (planimetría) asistida por computadoras que incorporan un software especial.[1] [3] [4] [5] [6] [7]
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Medición de la línea media
La presencia de una lesión (intra o extra-axial) con efecto de masa, puede generar desplazamiento de la línea media, provocando herniaciones, compresión de cisternas basales, aumento de la presión intracraneal y llevando al óbito.[8] [9]
Este desplazamiento puede mesurarse por TC o resonancia magnética (RM) en cortes axiales, tomando como referencia la posición de las principales estructuras mediales como: septum pellucidum, hoz del cerebro, III ventrículo o glándula pineal.[8] [9]
Para medirlo, se traza una línea recta que pase a través de la hoz cerebral desde su inserción rostral hasta la inserción dorsal en la tabla interna.[9] [10] [11]
En caso de que una lesión genere efecto de masa y desplace la línea media, se desplazarán las estructuras mediales anteriormente mencionadas. Para mesurar ese desplazamiento, se traza una línea perpendicular a la línea media hasta donde se encuentra el septum pellucidum o la hoz cerebral y se mide la distancia ([Fig. 2]).[9] [10] [11]
Un desplazamiento de la línea media mayor a 0,5 cm es un predictor de mal pronóstico para la evolución neurológica de pacientes con traumatismos de cráneo internados en terapia intensiva.[12] [13]
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Valoración de la herniación o descenso de las amígdalas cerebelosas
Las amígdalas cerebelosas son estructuras ovoideas localizadas en la superficie inferior del cerebelo, inmediatamente cefálicas al agujero occipital. Deben su nombre a su parecido con las almendras.[14]
Las causas del descenso de las amígdalas son varias, incluyendo: aumento de presión intracraneal, mielomeningocele, malformación de Chiari, hipoplasia de la fosa posterior, escoliosis idiopática, entre otras.[14]
La ectopia de las amígdalas cerebelosas es considerada como el desplazamiento inferior de las mismas cuando es menor o igual a 5 mm.[14] [15]
Un descenso mayor a 5 mm es considerado una variante de la malformación de Chiari.[14] [16]
La RM es la modalidad de elección, prefiriéndose los cortes sagitales para la medición, ya que en los coronales se dificulta la visualización de los límites del agujero Magno.[17]
La medida debe tomarse trazando una línea recta entre el basión y el opistión del agujero Magno. Luego se traza una línea perpendicular a la primera, hasta el extremo distal de la amígdala herniada ([Fig. 3]).[18] [19] [20]
Existe disenso entre los estudios de cohorte en relación al valor exacto en milímetros del descenso amigdalar. La [Tabla 1] resume las medidas del descenso amigdalar según el grupo etario.[20]
Décadas |
Descenso en mm considerado normal |
---|---|
Primera |
6 |
Segunda y tercera |
5 |
Cuarta a octava |
4 |
Novena |
3 |
Existe relación entre el grado de descenso amigdalino y la presencia y grado de sintomatología,[17] descensos menores a 10 mm suelen no dar síntomas.[19]
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Valoración de la atrofia encefálica
Tanto la TC como la RM se emplean para la valoración de mediciones estandarizadas que permiten calcular o estimar la evolución de algunas enfermedades generalmente relacionadas con desórdenes del movimiento o con la demencia.[21] [22]
Los índices bicaudado, de Evans y bifrontal se obtienen en cortes axiales de TC y RM con orientación orbito-meatal, utilizándose para mesurar el envejecimiento fisiológico y cuantificar el grado de atrofia cerebral ([Tablas 2] [3] [4]).[22] [23] [24]
Índice |
Sexo masculino |
Sexo femenino |
Valor p [*] |
---|---|---|---|
Bifrontal |
0,326 +/− 0,033 |
0,319 +/− 0,031 |
>0,05 |
Bicaudado |
0,132 +/− 0,040 |
0,119 +/− 0,032 |
<0,05 |
Evans |
0,270 +/− 0,026 |
0,263 +/− 0,026 |
>0,05 |
* Los coeficientes de correlación de Pearson obtenidos entre los índices y la edad fueron para el índice bifrontal: r = 0,64; para el índice bicaudado: r = 0,69 y para el índice de Evans: r = 0,60.
Índice |
Sexo masculino |
Sexo femenino |
Promedio 50 años |
Valor p [*] |
---|---|---|---|---|
Bifrontal |
0,308 +/− 0,030 |
0,310 +/− 0,033 |
0,309 +/− 0,031 |
>0,05 |
Bicaudado |
0,109 +/− 0,020 |
0,108 +/− 0,022 |
0,108 +/− 0,021 |
>0,05 |
Evans |
0,259 +/− 0,023 |
0,257 +/− 0,026 |
0,258 +/− 0,024 |
>0,05 |
* Los coeficientes de correlación de Pearson obtenidos entre los índices y la edad fueron para el índice bifrontal: r = 0,64; para el índice bicaudado: r = 0,69 y para el índice de Evans: r = 0,60.
Índices |
Sexo masculino |
Sexo femenino |
Valor p [*] |
---|---|---|---|
Bifrontal |
0,343 +/− 0,028 |
0,327 +/− 0,028 |
>0,05 |
Bicaudado |
0,153 +/− 0,043 |
0,129 +/− 0,036 |
<0,05 |
Evans |
0,281 +/− 0,024 |
0,269 +/− 0,024 |
>0,05 |
* Los coeficientes de correlación de Pearson obtenidos entre los índices y la edad fueron para el índice bifrontal: r = 0,64; para el índice bicaudado: r = 0,69 y para el índice de Evans: r = 0,60.
A) Índice bicaudado: se obtiene dividiendo la distancia mínima de los ventrículos laterales a nivel de las cabezas de los núcleos caudados con el diámetro del cráneo a ese mismo nivel ([Fig. 4]).
B) Índice de Evans: se calcula dividiendo el diámetro máximo de las astas frontales de los ventrículos laterales con el diámetro máximo intracraneal en el mismo corte a la altura de los forámenes de Monro ([Fig. 5]).[22] [23] [24]
Un valor > a 0,30 indica ventriculomegalia y puede considerarse patológico, pero no puede discriminarse la etiología por atrofia u otra entidad.[22] [23] [24]
C) Índice bifrontal: se calcula dividiendo el diámetro máximo de las astas frontales de los ventrículos laterales y el diámetro intracraneal a ese mismo nivel ([Fig. 6]).[22] [23] [24]
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Medición del ángulo del pedúnculo cerebral
Es una medida utilizada para cuantificar la enfermedad neurodegenerativa conocida como síndrome de Steele-Richardson-Olszewski (SSRO). Esa patología se caracteriza por la atrofia selectiva del tronco encefálico, especialmente a nivel de los pedúnculos cerebrales, generando aumento de la apertura en la cisterna interpeduncular valorada en secuencias axiales de TC o RM.[24]
En un corte axial de una RM de cerebro, a la altura de los tubérculos mamilares, se trazan dos líneas paralelas a los bordes mediales de los pedúnculos cerebrales hasta que contacten en su vértice, midiendo el ángulo que forman ([Fig. 7]).[2]
Un valor de ángulo de pedúnculo cerebral mayor o igual a 62° permite corroborar el diagnóstico de SSRO, diferenciándolo de otras patologías neurodegenerativas con un menor grado de apertura, como lo es el síndrome de Parkinson (53–54°) o la Atrofia multisistémica (55–56°).[24]
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Medición del diámetro antero-posterior del mesencéfalo
La reducción del diámetro anteroposterior del mesencéfalo a la altura de los tubérculos cuadrigéminos superiores (colículos), es característica del SSRO, originando una configuración típica en “cabeza de Mickey Mouse” ([Fig. 8]).[25] [26]
Esa medida se obtiene en cortes axiales ponderados en T2 o sagitales ponderados en T1 de RM, trazando una línea desde el borde ventral del mesencéfalo, a la altura de los colículos superiores, hasta el borde dorsal.[25]
El diámetro antero-posterior aproximado del mesencéfalo en pacientes con SSRO suele ser menor a 14 mm; valores superiores permiten descartar SSRO.[25]
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Valoración del ancho del asta temporal en la enfermedad de Alzheimer
Existen diversos parámetros en imágenes para valorar el grado de atrofia o involución del parénquima encefálico en las diversas enfermedades neurodegenerativas, como por ejemplo en la enfermedad de Alzheimer.
Esas medidas son indicadores que demuestran la progresión de enfermedad.
Existe involución del parénquima encefálico a nivel de la circunvolución hipocampal, amígdala y corteza entorrinal.[21]
Para valorarla, se pueden emplear tanto TC como RM midiendo el ancho del asta temporal de los ventrículos laterales para comparar en estudios posteriores el avance de la atrofia encefálica.[21]
Se mide en un corte axial de TC el diámetro máximo del asta temporal, luego se toma en el mismo corte el máximo diámetro biparietal para realizar el cociente entre ambas medidas ([Fig. 9]).[21]
En personas normales, el valor es de 0,025. En pacientes con Alzheimer es de 0,038 y de 0,044 en pacientes con Alzheimer asociado a extensas lesiones en la sustancia blanca.[21]
En RM se emplea un corte coronal (siempre en un mismo nivel) para medir el ancho del asta temporal ([Fig. 10]).[21] En un estudio de cohorte en pacientes mayores de 60 años estimaron valores del asta temporal de 6,6 mm en la enfermedad de Alzheimer leve y 7,2 mm para la avanzada.[21]
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Proptosis
La proptosis es el desplazamiento o protrusión anterior del globo ocular. El término exoftalmos es empleado como sinónimo de proptosis, aunque suele relacionarse con las oftalmopatías endócrinas.[27]
La propotsis puede cuantificarse empleando cortes axiales de TC o RM, donde se aprecie al globo ocular en sus diámetros máximos (incluso en forma prenatal).[27] [28] [29] [30]
Para ello, se traza una línea recta entre los dos procesos cigomáticos (línea intercigomática). Luego se realiza otra línea (perpendicular a la intercigomática) hacia la esclera posterior: el valor promedio normal es 9,9 +/− 1,7mm ([Fig. 11]).[27] [28] [29] [30]
La distancia entre la línea intercigomática y el borde anterior del globo ocular debe ser menor a 21–23 mm ([Fig. 12]).[27] [28] [29] [30]
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Conflicto de Intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés, excepto el Dr. Pablo Sartori, que declara como posible conflicto de interés ser parte del Capítulo de Neuroradiología de la Sociedad Argentina de Radiología.
Responsabilidades Éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
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Bilbiografía
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